Experimento del Perdón Reto de 30 Días – 6

Día 6 del Experimento del Perdón

1. Date cuenta de que el odio que sientes por tu “enemigo” no lo daña a él o a ella. Es muy probable que tu “enemigo” siguió con su vida y no ha pensado más en lo pasado. Como dijo Nelson Mandela, “El resentimiento es como beber veneno y esperar que mate a tu enemigo.”

2. Entiende que la mejor “venganza” en contra de tus enemigos es vivir una vida feliz y exitosa. ¿Quieres vengarte de alguien que trató de destruirte? Muéstrales y muéstrate y muéstrale al mundo entero que los obstáculos que trataron de crear no fueron lo suficientemente significativos para detenerte y/o destruirte.

3. Date cuenta de que la segunda mejor venganza es convertir lo malo en algo bueno, encontrar la proverbial cubierta plateada en la nube obscura. Piensa en tu enemigo como alguien que te ha ayudado a crecer. Aun cuando nos pasan cosas desafortunadas, lo mejor que podemos hacer es tomar esas oportunidades como pruebas que nos destruirán o nos fortalecerán. Si has pasado por una situación difícil y no te destruyó, toma lo que aprendiste y conviértete en una mejor persona gracias a ello. ¡Tú decides!

4. Haz una lista de las cosas buenas que surgieron como resultado de esta espantosa experiencia. Seguramente te has enfocado lo suficiente en las partes negativas de la experiencia. Mira el problema desde un ángulo completamente distinto; mírale el lado positivo. A ver si puedes identificar cuando menos 10 resultados positivos de esta experiencia.

5. Busca a los que ayudan. Un cuentacuentos norteamericano, Mr. Rogers, una vez contó una historia de que cuando era niño se enojaba muchísimo cuando veía catástrofes en las noticias. Su mamá solía decirle, “mejor mira en las noticias a los que ayudan”. En tu experiencia de pesadilla, piensa en la gente que te ayudó. Piensa en su amabilidad y generosidad. Practica lo que aprendiste de ellos.

6. Mira el panorama general. ¿Estuvo cerca algún “Buen Samaritano”? En esta historia bíblica, un viajero se acerca a un pobre hombre a quien golpearon en el camino a Jericó y lo dieron por muerto. Es mucho mejor ser el Buen Samaritano que ser el pobre hombre a quien dejaron todo moreteado y sangrando al lado del camino. Quizá esto no se trate de ti. Quizá tu problema le dio la oportunidad a otros de levantarse para darte su ayuda y apoyo.

7. Ten compasión de ti. Si has rumiado este problema durante mucho tiempo, pudiera tomar algo de tiempo dirigir tu barco en una nueva dirección. Quizá al tratar
de abrirte un nuevo camino para salir de este obscuro bosque de dolor, cometerás errores. Perdónate. Sé paciente y amable contigo mismo. El dolor emocional extremo tiene un efecto profundo sobre el cuerpo. Date tiempo para sanar las heridas – física y emocionalmente. Come bien. Descansa. Enfócate en la belleza natural del mundo. Date permiso de sentir las emociones y de procesarlas. No te tragues el dolor.

8. Aprende que la palabra Aramea para “perdón” es literalmente “desatar”. La forma más rápida de liberarte de tu enemigo y de toda la negatividad asociada es por medio del perdón. Desata los amarres y suéltate de la fealdad de esa persona. Tu odio te ha atado a la persona responsable de tu dolor. Tu perdón te permite empezar a alejarte de él o de ella y del dolor. El perdón es para ti y no para el otro. Liberarte a través del perdón es como liberarte de las cadenas de la esclavitud o de la prisión.

9. Aprende cómo equilibrar la confianza con la sabiduría. Es un hecho que no todos los seres humanos son dignos de confianza. Los recuerdos dolorosos pueden ayudarnos a protegernos de heridas futuras. Como dice la autora Rose Sweet, “La falta de confianza sirve a veces sencillamente para reconocer las limitaciones en el otro”.

10. El perdón no es la aceptación de un mal comportamiento. Si debes continuar interactuando con alguien que te ha hecho daño, que te ha ofrecido una disculpa poco convincente para después complementarla con más daño, no hay nada que te obligue a seguir confiando en esa persona. Quizá nunca puedas volver a confiar en esa persona – deberás mantener tu distancia. Aunque es inútil que te atormentes con las acciones de esa persona, tampoco es sano que te prestes a ser su víctima. Reconócelo y avanza.

11. Un agresor que desea reconciliarse debe hacer lo suyo. Debe ofrecer una disculpa sincera, debe prometer que no repetirá la agresión (ni otras similares), deberá reparar el daño, y deberá darle tiempo a la situación. Si no ves arrepentimiento, entiende que el perdón hacia esa persona te beneficia a ti y no a tu agresor.

12. A menos que aquellos que nos hayan dañado se arrepientan verdaderamente de lo que nos hicieron, necesitamos usar nuestra sabiduría para evitar que nos dañen de nuevo. Quizá esto requiera evitar a aquellos que no se arrepientan del daño que nos causaron. Sería sabio equilibrar el perdón con el reconocimiento de que el mal existe y de que algunas personas disfrutan lastimar a otras.

13. Deja de contar “lo sucedido”. ¿Cuántas veces contaste esta semana tu “historia” acerca de cuánto te lastimaron? ¿Cuántas veces al día piensas acerca de este dolor? Una estaca clavada a la tierra es lo que nos evita poder alejarnos del dolor. Mejor
perdona a tu enemigo porque es lo más amable que puedes hacer por tus amigos y familia. La negatividad es deprimente – física, mental, espiritual y emocionalmente.

14. Cuenta la “historia” desde la perspectiva de la otra persona. Verdaderamente imagina que eres la otra persona (la que te ofendió) y utiliza la palabra “Yo” cuando digas lo que el otro diría. Muy probablemente no sepas lo que estaba el otro exactamente pensando cuando se suscitó el evento, pero pretende como si lo supieras, y sigue la historia según se te venga a la mente. Siéntate con un amigo, o quizá hasta con la persona a la que estás tratando de perdonar, y cuenta la historia como si tú fueras esa otra persona. Es importante hacer esto de manera verbal y no sólo en tu cabeza. Concientízate por adelantado de que esto no será un ejercicio sencillo, pero es muy poderoso. Tu voluntad para contar la historia desde la perspectiva del agresor requiere de un esfuerzo hacia el perdón. También, date cuenta de que esto no se contradice con el párrafo anterior ya que esta perspectiva cambiará tu historia.

15. Entrena tu pensamiento. Cuando recuerdes a tu enemigo y sus acciones viles, bendícelo. Deséale el bien a tu enemigo. Espera lo mejor para él o ella. Esto neutraliza el ácido del odio que destruye el recipiente en el que se almacena. Lo malo que le deseamos a los demás tiene un efecto de boomerang. También sucede lo mismo con el bien que le deseamos a los demás. Cuando puedas responder a una agresión con una bendición, sabrás que estás en el camino a la recuperación. Puede ser que las primeras 15 veces (o las primeras 150 veces) que trates de bendecir a tu agresor, sientas la “bendición” falsa, vacía y hasta hipócrita, pero sigue tratando. Eventualmente se convertirá en un nuevo hábito y después, el enojo y el dolor que te han quemado el corazón se evaporarán, como el rocío con el sol de la mañana. Esta técnica obliga a tu mente a sobreponerse a la disonancia cognitiva entre odiar a alguien y actuar con compasión hacia él o ella. Comenzarás a decirte, “Es merecedor de una bendición y sobre todo debe necesitarla muchísimo”.

16. Mantén la perspectiva. A pesar de que las acciones malvadas de tu enemigo te lastiman, el resto del mundo no se da cuenta de ello. Reconoce lo que significa esto en tu vida, pero nunca pierdas la perspectiva de que los demás no están involucrados y no se merecen que te quieras “vengar” con ellos. Tu enemigo es el hijo amado de alguien más, el empleado de alguien más, o el padre de alguien más.

17. Paz, paz…

Acción del Día:

 Identifica una situación muy dolorosa que hayas vivido y quieras sanar. Quizá se trate de una situación que no habías querido ver desde el inicio del Experimento
por ser demasiado “grande”, demasiado dolorosa. Quizá se trate de una situación que ya has venido trabajando y sanando.  Escribe en tu Libro del Perdón la situación desde tus ojos, como la viviste, como la recuerdas.  Identifica cómo te sientes  Aplica estos 17 pasos, escribiendo tus comentarios con respecto a cada uno de ellos  Identifica cómo te sientes ahora  Bendice la situación, bendice al agresor, bendice a los que te ayudaron/acompañaron y bendícete tu.

Pensamiento del Día:

“Si no perdonas por amor, perdona al menos por egoísmo, por tu propio bienestar” Dalai Lama, Líder Espiritual del Tibet.

Afirmación del Día:
Practico el perdón y aprendo a valorarme.

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