Experimento del Perdón Reto de 30 Días – 30

Día 30 del Experimento del Perdón

Hemos trabajado arduamente durante 30 días para soltar el enojo, el resentimiento, la ira. Hemos perdonado y al hacerlo nos hemos quitado cargas. Pero si aun quedan pendientes…

Si estás inseguro de perdonar o no sabes si debes perdonar, debes saber que el hecho de perdonar es una actitud que te brindará paz interior y aprenderás que perdonar es un desafío para uno mismo. Cuando perdonamos lo hacemos por nosotros mismo y no por los demás. Cuando nos disponemos a perdonar, sea lo que sea que estemos perdonando, nuestra alma se llena de paz profunda y nos aliviamos automáticamente, simplemente por el hecho de no tener más ese peso rencoroso en nuestro cuerpo que tanto daño nos causa.

Está comprobado científicamente que cuando perdonamos nuestra mente produce sustancias que nos deportan bienestar y alivio interior. El peso del dolor y la angustia que sentimos en el centro de nuestro pecho empieza a desaparecer con el tiempo y la práctica.

Algo que no es sencillo, es empezar y tomar la decisión de perdonar cuando nos hemos sentido traicionados y tenemos mucho dolor y rencor en nuestro ser.

La conmovedora historia de Kim: “El perdón es posible y necesario”

No muchas personas tienen una idea clara de cómo sea Vietnam, país al cual solo se conoce por la referencia de la guerra. Las ciudades están llenas de bellos monumentos, edificios, museos propios de su cultura y de los países occidentales que durante décadas colonizaron el país. Su gente es muy trabajadora y amante de las tradiciones. Pero durante mucho tiempo el país fue castigado con el flagelo terrible de la guerra que incendió sus aldeas y cubrió de luto y sangre a su gente.

Kim, entonces de nueve años, fue centro de una imagen que recorrió el mundo. La niña que corría desnuda, gritando despavorida junto a otras personas por la carretera con su piel ardiendo a causa del NAPALM (también denominado “fuego líquido) de las bombas que arrojaban los aviones. Kim Phuc creció en la aldea de Tran Bang, situada a treinta minutos al norte de Saigón.

Fue un consejero militar estadounidense quien ordenó el bombardeo de la aldea con napalm. “Todos estábamos escondidos en la Pagoda. Los soldados oyeron los motores de los aviones que se acercaban y nos gritaron ¡Corran, corran! Corrí con mis dos hermanitos y mis primos…demasiado tarde. Cuando me di cuenta la ropa se había consumido por el fuego y mi piel ardía”. Nick Ut, el fotógrafo que estaba cubriendo el ataque, llevó a Kim a un hospital. La niña pasó catorce meses recuperándose. Las quemaduras eran gravísimas y necesitó diecisiete operaciones y catorce posteriores de terapia.

“El napalm genera el peor dolor que puedan imaginar…es quemarse con gasolina por debajo de la piel…me desmayaba cada vez que las enfermeras me metían en la tina y cortaban la piel muerta. Diez años más tarde, en 1982, tuve que sufrir otra prueba muy dura en mi vida. Había ingresado en la Facultad de Medicina de Saigón, pero por desgracia los agentes del gobierno se enteraron que yo era la niñita de la foto y vinieron a buscarme para hacerme trabajar con ellos, utilizándome como símbolo. Yo no quería y les supliqué que me dejaran estudiar…es lo único que deseaba. Entonces me prohibieron inmediatamente que siguiera estudiando. Fue atroz. No podía entender porque el destino se encarnizaba conmigo y no podía seguir estudiando como mis amigos. Tenía la impresión de haber sido siempre una víctima. A mis 19 años había perdido toda esperanza y solo deseaba morir” – relató Kim.

Cuatro años más tarde, en 1986 Kim consiguió al fin que la dejaran estudiar, pero por razones de propaganda la mandaron a Cuba, pero allí hubo de interrumpir sus estudios. Tuvo varios problemas de salud incluyendo diabetes, la cual empañó su visión. Durante su estancia en Cuba conoció a Bui Huy, otro estudiante vietnamita. Se casaron en 1992 y pasaron la luna de miel en Moscú. En su vuelo de vuelta a Cuba, la pareja desertó cuando su avión aterrizó en Gander (Terranova) para repostar combustible.

“Si me preguntan por lo más difícil que he tenido que hacer, sin duda alguna ha sido perdonar a lo que mataron a mi familia, a los que incendiaron mi país, perdonar a quienes se empeñaron en utilizar, sin importarles, mi vida personal. La primera vez que leí las palabras de Jesús ama a tus enemigos, ni lo entendí, ni sabía como hacerlo. Soy humana, tengo mucho dolor y muchas cicatrices y he sido víctima mucho tiempo. Perdonar, eso me resultaba imposible. Tuve que rezar mucho y no fue fácil, pero con la ayuda de Dios, finalmente lo logré” – revela la víctima del desastre.

En 1996 la Fundación para Memoria de los Veteranos de Vietnam, la invitó a Washington y allí conoció al piloto que vació las bombas sobre su aldea a quien manifestó públicamente su perdón. Emocionados, sellaron el acto con un abrazo. El hombre dijo: “Es como si me hubieran quitado de sobre mis hombros, el peso del mundo entero”. Kim Phuc vive ahora en Canadá cerca de Toronto con su marido y sus dos hijos Thomas y Stephen. Kim habla perfectamente el español; aunque no concluyó sus estudios médicos afirma que finalmente encontró el propósito de su vida, compartir la importancia de tener una relación personal con Cristo y conocer el valor de la libertad.

“La foto de la niñita corriendo desnuda, mientras su cuerpecito arde por el napalm es un símbolo de la guerra, pero mi vida es un símbolo de amor, esperanza y perdón. Solamente cuando encontré la fe, se atenuó el dolor de las llagas de mi corazón”. – reflexiona.

Kim fue nombrada Embajadora de la Buena Voluntad de la UNESCO en 1997. Si no fuera por las cicatrices de su cuerpo, al verla hoy con su sonrisa permanente y su buen humor, nadie imaginaría su drama personal. La gente debe saber que puede elegir algo mucho mejor que la guerra, podemos elegir entre el bien y el mal, porque tenemos libre albedrío.

“¿Cuándo entenderemos que es hora de detenernos, sanar heridas y enfocarnos en una mejor vida para todos?” (Kim).

Kim Phuc es actualmente una de más fervientes militantes por la paz mundial, la no violencia, la tolerancia, el diálogo y la ayuda mutua. En su calidad de Embajadora de Buena Voluntad de la UNESCO, se esfuerza sin descanso por promover el objetivo señalado en el preámbulo de la Constitución de la Organización: “Puesto que las guerras nacen en la mente de los hombres, es en la mente de los hombres donde deben erigirse los baluartes de la paz. Quiero que mi experiencia sirva a los demás. Fui quemada por culpa de la guerra y, hoy en día, quiero alentar a las personas a que se amen y ayuden entre sí. Tenemos que aprender cómo ser más tolerantes, estar atentos a las personas, escucharlas, salir de ensimismamiento y ayudar a los demás, en vez de dejarnos llevar por la ira y el odio que sólo engendran deseo de venganza y violencia estériles. La guerra sólo trae consigo padecimientos. Por eso enseño a la niñita de la foto, porque su imagen es el relato de mi vida y de las consecuencias que en ella tuvo la guerra. No hay padres en el mundo que quieran que vuelva a ocurrir lo que se ve en la foto. Desearía transmitirles lo que he aprendido a valorar: He vivido la guerra y sé cuán inapreciable es la paz. He sufrido mi dolor y sé lo que vale el amor cuando uno desea curarse. He experimentado odio y sé cuál es la fuerza del perdón. Hoy, como estoy en vida y vivo sin odio ni ánimo de venganza, puedo decir a los que causaron mi sufrimiento: “¡Os doy mi perdón!” No hay otro medio para preservar la paz y poder hablar de tolerancia y no violencia.

Pocas horas después de la celebración del día de la Paz, Primero de Enero, entendimos que el imponente testimonio de Kim sería el mejor aporte en este sentido.

Acción del Día: 

He aquí 3 pasos específicos que te ayudarán a empezar a practicar “La Técnica Del Perdón”.

1 – Toma tu libro del Perdón y anota muy claramente 5 cosas (como máximo aunque pueden ser menos) que tengas en tu mente y corazón y que hayan hecho mucho daño a tu persona.

Elige cosas que aun después de estos 30 días no hayas podido resolver. Pueden ser actitudes, cosas que te pasaron, que te dijeron y que te hicieron en cualquier ámbito de tu vida. Ejemplo: trabajo, pareja, familia, amistades, etc.

2 – Piensa y disponte a tomar la decisión de perdonar en voz alta cada una de las cosas que anotaste y a su vez justificar ese perdón. Esa decir, tienes que traer a tu mente la situación y la persona y expresar en voz alta el perdón.

Por ejemplo: Si tu esposo te engaño y te fue infiel, debes tener muy presente la situación de infidelidad y decir en voz alta, “Yo te perdono por lo que me hiciste, pero te perdono por mi, no por ti. Te perdono porque no estoy dispuesto a seguir sintiendo más dolor por lo ocurrido. Yo te perdono porque perdonarte me traerá paz interior”

3 – Una vez realizado este ejercicio con cada una las cosas que anotaste en tu hoja, debes repetir el perdón durante una semana todos los días al levantarte. Todos los días al levantarte debes decirlo en voz alta durante una semana y debes hacer un gran esfuerzo por sentir el alivio interno que te genera perdonar. Así que al finalizar de leer esto, tomarás tu Libro del Perdón y escribirás las 5 cosas máximo que te estén causando más daño y realizarás el ejercicio por primera vez cuando estés tranquilo y luego lo repetirás todos los días al levantarte durante una semana.

Después, si quieres, puedes escribir un comentario acerca de lo que sentiste con esta técnica del perdón.

Pensamiento del Día:

Cuando estás resentido con alguien, estás atado a esa persona por una liga emocional que es más fuerte que el acero. El perdón es la única manera de disolver esa liga y liberarte.  -Catherine Ponder

Afirmación del Día:

Cada vez que perdono, lo hago principalmente por mí.

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